lunes, 27 de enero de 2014




Ella siempre fue la princesa malvada de mis sueños. Esa que me castigaba con solo mirarme, la que me hacía tiritar de pasión con solo rozar su salvaje cabello en mi imaginación. Ella, la que planeó su huída con alguien que no fui yo. Un alguien valiente que supo girar la noria a la velocidad que ella quería, mientras yo, desde fuera, los vi girar y girar, mientras ella reía de aquella manera que me hacía (incómodamente) estremecer.

Esa era mi (nuestra) noria, pero ella ya nunca la quiso parar...

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