domingo, 18 de abril de 2010

Nina


Mi madre fue una de las muchas mujeres que se casó, y sin darse apenas cuenta, se encontró cuidando de sus 3 hijas que nacieron en años correlativos (Silvia-Marzo, Ana-Marzo y Mónica- Mayo). Cabe resaltar que la primogénita vino a ese mundo siendo ella mayor de 25 años, cosa algo inusual para aquella época. Cuando contaba con 38, tuvo al cuarto hermano, Albert, único varón de los hijos. Ser madre a esta edad también fue una sorpresa para todos, a los 38 ya no se tenían hijos porque podía resultar peligroso. Amante de la música ( y fan de Antonio Molina) , estuvo cantando en su adolescencia y durante unos cuantos años más (hasta lo hizo en la radio). Adoptó el nombre artístico de Nina, porque siempre le había gustado, quedándose este nombre para siempre en su vida, pues el suyo real lo odiaba. Su carrera fue muy corta, pero siempre ha llevado el arte en las venas, es una danzarina por naturaleza, aún sigue cantando de puertas para adentro (y en alguna que otra boda :P). Estoy segura que con lo guapa que era, hubiera roto más de un corazón! Ya en su cincuentena descubrió otra pasión que la ha mantenido ocupada durante unos cuantos años, correr. Ha participado en varias carreras, ganando siempre algún premio. Desgraciadamente lo ha tenido que dejar por cuestiones de salud. Pero ahora es la mejor abuela que pueden tener sus nietos. Mujer alegre, activa y vital, no ha tenido, creo, una vida fácil. Siempre he creído que si ella hubiera nacido en otros tiempos, el curso de su vida habría sido totalmente diferente, mucho más acorde con su perfil . Pero, dice ella, sus hijos son lo mejor que le ha pasado. Y por ser parte culpable de mi existencia en este mundo, este es mi pequeño homenaje a ella.

3 comentarios:

  1. Olá;
    Belo Blog!
    Maravilhoso! Vou te seguir.
    Vem para o BRAZIL com muita gastronomia!
    www.pecadosdamesa.com.br

    ResponderEliminar
  2. Bonito tributo.
    Nuestras madres parece que se lo curraron bien. Creo que gozaban de un espíritu de hierro y unas fuerzas inagotables. Sólo hay que verlas ahora... se mueven más que sus nietos, no paran, siempre volcadas en sus seres queridos... Todo pasión y entrega.

    Creo que han cambiado mucho los tiempos, aunque no haya pasado tanto en realidad...

    Antes, el estilo de vida parecía estar sentenciado dependiendo de si eras varón o mujer. No había alternativa bien vista... Intuyo mucha amargura, incomprensión y resignación en la época de nuestras madres.

    Ahora podemos llevar la vida que nos marca nuestro espíritu... pero aún nos afecta considerablemente nuestra "conciencia encasillada y formal", aún sentimos remordimientos por haber escogido un camino poco transitado... No se puede tener todo. Hay que decidir, escoger uno, sólo uno. Aceptarlo y sentirse orgulloso de ello, en todo momento...

    Dios, por dónde me he ido!!!. :o)

    ResponderEliminar
  3. Que va muchacho!! Te expresas genial!!! Y siempre habrá algo que nuestros padres no hayan hecho pero nosotros si, y a nuestros hijos les pasará exactamente igual... Pero, como tu dices, no siempre somos almas libres.

    Saludos.

    ResponderEliminar